Escribo este artículo para hacer ver una realidad que vemos repetirse de manera habitual en nuestro ámbito de trabajo.
Hace unos días un amigo me cuenta, que
tiene a su vez un amigo, que montó una enoteca (bodega de vinos), al
parecer la inversión en el negocio fue bastante abultada, unos 50.000 €
solo en vinos, y una reforma interior del local bastante superior, al
parecer el sitio era espectacular. Cuando mi amigo llega a visitar la
bodega se quedó perplejo, al parecer la imagen corporativa, si se podía
denominar así, la habían hecho los dueños del local, diseñando a su vez
la rotulación de la fachada. Me cuenta que los colores eran azules con
verdes chillones y tipografías que no trasmitían nada relacionado con
vinos, enotecas, etc, o sea, comunicación cero cuando de eso se trata.
La conclusión es que realmente ya el escaparate tiraba para atrás y no
tenías ganas ningunas de atravesar la puerta. Desgraciadamente el local
aguantó abierto unos pocos meses.
¿Quiere esto decir que con una buena
imagen corporativa, una buena rotulación de la fachada, etc, etc, el
local no habría cerrado?
Quizás y con la crisis actual hubiera
cerrado, eso no lo puede saber nadie, pero está claro que peor no le
hubiera ido y seguramente habría atraído más clientes y por tanto
hubiera tenido más posibilidades de aguantar.
El
problema, tal y como comentábamos al principio, es que muchas empresas
invierten en lo que creen más importante, los productos, el mobiliario,
etc, etc y dejan en tercer plano lo que la gente percibe de ellos, precisamente su imagen, su web, etc. Es el clásico argumento: “eso me lo hace un sobrino, mi hijo o su amigo, que estudió delineación y con eso me apaño”.
En la mayoría de los casos la inversión
en imagen, rotulación, papelería, diseño de una web, etc no supone
(según los casos) ni un 5% del coste total y esa es la pena, no saber
valorar que su imagen es seguramente lo más importante. La razón es
simple, aunque el cliente no lo crea, compite con marcas que invierten
grandes sumas en imagen y publicidad y no se puede pensar que eso no va
con él, que no compite con ellos. Eso nos lleva a la siguiente cuestión,
el público en general no sabe por qué pero percibe que este logo o este
anuncio le gusta y este otro no. En cierto sentido y tras años, el
cliente forma parte del mercado asimilando información a diario sobre
productos y marcas y en su gran mayoría ve grandes logotipos, grandes
productos y grandes campañas realizadas por profesionales, y por tanto
sin saberlo tiene cierta educación visual. Por tanto aunque
tengas una pequeña empresa, y sin saberlo, en realidad compites con un
mundo en el que la imagen importa… y mucho.
En la foto: imagen corporativa y rotulación para Meca ópticos. Así se hacen las cosas.
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